miércoles, 18 de agosto de 2010

Una tarde perfecta


Cuando estoy triste, me relaja escribir, me da gusto huir de la realidad y abandonar la monotonía que guardan el paso de las horas.
Sucede generalmente que cuando la melancolía arrastra  mis lagrimas sin mas, no detengo el rodar silencioso de sus caricias, no me esfuerzo vanamente por secar la pena que aflora en mis ojos.
Hoy ya no estoy triste, lo estuve y sentí que se me desgarraba el alma, que nada de lo que hacia y decía podía calmar esta extraña mezcla de rabia, desdicha y quebranto.
Sentí en un minuto que me asfixiaba y que mi espíritu  desfallecía  sin remedio, que el amor que un día me hizo bien, era hoy la jaula dorada que apresaba mis sueños.
Las palabras enmudecieron de pronto, me abandonaron, mis días pasaron a ser noches eternas, las fuerzas y la valentía que me destacan simplemente se esfumo en la brisa de una mañana de agosto.
Gire en el mismo punto sin remedio , y en cada vuelta dolía un poco menos , cuando derrotada caí al piso , mis huesos se quebraron , mi piel se convirtió en cenizas y la sangre en mis venas se detuvo , deje de sentir mis propios latidos , y me deje consumir por completo en aquel fuego ardiente de la desdicha .
Y hoy desperté , con el rostro pálido y las ojeras de antaño , he barrido la sombra de mis miedos , ordene cada ladrillo de mis recuerdos y prepare mi cuerpo para una nueva batalla , el corazón salta en mi pecho, tu corazón , tus latidos , esos que me entregaste una tarde cualquiera y que cuido por ti a cada segundo.
Se que mi corazón esta en las mejores manos, y que en tu pecho se siente protegido, que cada latido mío es un suspiro nuevo.
Se que lo llenas de ilusiones, de sueños y añoranzas, que estas sanando cada cicatriz, hoy es una buen día para comenzar de nuevo, para vestir mi cuerpo de alegría, y sacar a pasear  mi  alma, llegar hasta tu casa y abrir esa ventana, sentarme en el borde y sentir como el sol me abraza, la brisa me refresca y me pierdo en este mundo nuevo con los ojos cerrados.
Y así respirare profundo, abriré mis ojos y bajare de tu ventana, sonreiré con la dulzura justa y me esconderé en aquel abrazo que me espera, secare tu cabello, y te besare aunque tu siempre lo hagas primero, reiremos juntas una y otra vez de la torpes morisquetas, de ser un día normal y cotidiano, pero para nosotras una tarde perfecta…

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