lunes, 14 de junio de 2010

Otoño


Dormí poco y mal, la lluvia  azotaba con ira los techos y el viento amenazaba con arrancarlos en cualquier momento, con suerte cerré los ojos un instante y ya sonaba mi despertador.
Mi cama estaba  con la tibieza justa, y mi almohada tenia las curvas precisas brindando gran comodidad  a mi rostro, quise por un segundo volver a cerrar mis ojos y soñar, para luego recordar, lo bien que se sienten los sueños.
Quite el edredón de malas ganas y así también. vestí mi bata, una vez en la ducha deje que el agua recorriera mi cuerpo sin mover un centímetro de el, lave mi cabello como todos los días y quite el exceso de pesimismo que arrastraba conmigo.
Me he vestido a toda prisa, es mi parte preferida, mis zapatillas esperan una nueva aventura y estaré gustosa de cumplir sus expectativas...
Aunque todo al parecer va muy bien, y el día transcurre sin novedad, en el fondo se que todo esta mal, ya van dos semanas que he dejado pasar sin visitar al medico, y no es que el tiempo sea escaso, simplemente he sido desconsiderada conmigo misma, un tanto irresponsable eso es algo seguro, pero tengo una y mil formas para disculparme, por no hacerlo.
 Y mientras escribo de pronto recuerdo la avenida que transito a diario, como las hojas cubrían de un fino mano multicolor la acera, la cantidad de días en que pase rauda pedaleando a toda prisa solo observando.
Hoy pienso, por que no detuve un día mi bicicleta y camine lentamente por aquel sendero, por que no sentí como crujían las pequeñas ramas bajo mis pies, si es algo que disfruto enormemente.
Y así vuelvo a pensar en que debo visitar prontamente a mi Oncólogo, y que nuevamente tendré que enfrentar como el año anterior, las miradas opacas de muchas mujeres, la amargura contenida en el rostro, y esa sensación de miedo recorre mi alma, volver a esperar por un resultado incierto, volver a dar vueltas en mi cama y quitarle el sueño a los que me aman, creo que no es justo, ¿pero que es justo en esta vida?
      Hoy nuevamente he repasado la avenida hasta mi trabajo, encontré las hojas apiladas en montones gigantes y sentí la necesidad de bajarme  de mi bicicleta y saltar sobre ellas, quise ser chiquita nuevamente y no buscar excusas tontas, simplemente hacerlo y esparcirlas  otra vez por toda la  acera.
Pero me dije; cuando vuelva lo haré sin pensarlo, y seguí mi camino,  y al volver las hojas ya no estaban, las han quitados todas y cada una de ellas, la acera esta desnuda, ya no huele a campo, ya no cantan los grillos o se oye el croar de las ranas, le robaron la magia a mi avenida preferida.
Y me quede triste y pensando, en  que espero no me pase como las hojas, y un día de estos desaparezco sin siquiera alcanzar a despedirme.
Por eso antes de, quiero dejarte un beso y agradecer que leas lo que escribo, por que cada palabra que tu lees, y que compartes conmigo, como  así también  mis días y mis secretos, es simplemente por que eres alguien muy importante para mi y por que te quiero mucho, y por que eres parte de mi alma, gracias por estar a mi lado.
  
PD: Fotografías de hoy por la mañana, se puede apreciar la nieve cubriendo la cordillera, y se respira el aire sin contaminación, el frió…bueno es terrible, pero no se puede tener todo.
 



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